La postura del arco es muy beneficiosa para los órganos abdominales, los riñones y la musculatura de la espalda.
Técnica
1. Posición de partida: colócate boca abajo con las piernas ligeramente separadas. Flexiona las rodillas y toma con las manos ambos tobillos por su lado exterior. Los dedos de las manos abrazan los tobillos, observando todos la misma dirección. El pulgar no se contrapone al resto. Las puntas de los pies quedan en contacto, mientras que las rodillas permanecen separadas el mismo ancho de las caderas, la frente descansa en el suelo. En la posición de partida relájate unos momentos.
2. Inhalando, estira las piernas hacia arriba y hacia atrás, de forma que los muslos se eleven del suelo, y simultáneamente levanta la cabeza y el pecho. Acentúa la postura, elevando las piernas y el tronco al máximo y llevando la cabeza hacia atrás (alargando previamente el cuello).
3. Mantén la postura final durante diez a treinta segundos, respirando toráxicamente.4. Exhalando, desciende despacio, relajando progresivamente las piernas. Cuando llegues a la posición de partida descansa unos instantes sin soltar los tobillos. Realiza el ejercicio tres veces.
1. Posición de partida: colócate boca abajo con las piernas ligeramente separadas. Flexiona las rodillas y toma con las manos ambos tobillos por su lado exterior. Los dedos de las manos abrazan los tobillos, observando todos la misma dirección. El pulgar no se contrapone al resto. Las puntas de los pies quedan en contacto, mientras que las rodillas permanecen separadas el mismo ancho de las caderas, la frente descansa en el suelo. En la posición de partida relájate unos momentos.
2. Inhalando, estira las piernas hacia arriba y hacia atrás, de forma que los muslos se eleven del suelo, y simultáneamente levanta la cabeza y el pecho. Acentúa la postura, elevando las piernas y el tronco al máximo y llevando la cabeza hacia atrás (alargando previamente el cuello).
3. Mantén la postura final durante diez a treinta segundos, respirando toráxicamente.4. Exhalando, desciende despacio, relajando progresivamente las piernas. Cuando llegues a la posición de partida descansa unos instantes sin soltar los tobillos. Realiza el ejercicio tres veces.
Beneficios
principales
Repercute muy
positivamente en las glándulas endocrinas, especialmente en las tiroides y las
adrenales. Incrementa la presión intra-abdominal, reportando un beneficioso
masaje a todas las vísceras abdominales.
Alivia desajustes gastrointestinales, como la dispepsia, el estreñimiento crónico e hígado perezoso.
Flexibiliza la columna vertebral.
Distiende y estimula el plexo solar.
Ayuda a regularizar el ciclo menstrual.
Estimula el páncreas, resultando una asana muy útil en el tratamiento yóguico de la diabetes.
Alivia desajustes gastrointestinales, como la dispepsia, el estreñimiento crónico e hígado perezoso.
Flexibiliza la columna vertebral.
Distiende y estimula el plexo solar.
Ayuda a regularizar el ciclo menstrual.
Estimula el páncreas, resultando una asana muy útil en el tratamiento yóguico de la diabetes.
GENIAL, MUY IMPORTANTE LO PONDRÉ EN PRÁCTICA
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